Libertad (Reflexión preliminar)

Mucha tinta y más sangre han corrido ya en aras de la libertad, al menos en pos de una idea de ella. Todos la enarbolan, pero nadie parece estar de acuerdo en qué consiste exactamente. Algunas naciones consideraron que la libertad era librarse del yugo de un monarca, sólo para transferirlo a un parlamento; otros, que era librarse del yugo extranjero, sólo para sufrir a manos de la opresión de un dictador nacional; algunos otros, consideraron que la libertad era librarse de la opresión del patrón capitalista, sólo para verse subyugados por la mano de hierro del partido comunista. Para otros la libertad ha significado expandir sus fronteras, su influencia y su dominio por todos los medios a su alcance hasta con violencia «compartir» su libertad por la fuerza. En el ámbito personal, la libertad también adquiere distintos matices y significados. Para algunos individuos la libertad es poder disfrutar de los bienes y distractores que su ingreso puede costear después del poco tiempo libre que su trabajo asalariado les deja. Para otros, la libertad consiste en no tener patrón, sino en serlo; dejar de ser esclavo empleado en una compañía sólo para convertirse en esclavos de la propia. Para muchas otras personas la libertad, aunque no ajena a los factores económicos, más bien consiste en poder decir lo que deseen, acudir a donde gusten y reunirse con quien quieran, utópicamente sin restricción alguna. Como hay obvias restricciones para esta libertad, algunos consideran que la única libertad posible es la de pensamiento. Pero incluso en este caso ¿en realidad somos libres o es sólo una ilusión conveniente?¿no son nuestros pensamientos solo una serie de reacciones electroquímicas que obedecen a las leyes físicas de causa y efecto? ¿En dónde está la libertad en un universo completamente causal?