Imperiosa necedad

Siento la imperiosa necedad de escribir, no sé por qué. Quizá sólo así pueda experimentar plenamente esa ilusoria sensación qué es la libertad. Necedad, en tanto lo que escribo no persigue un fin útil en sí mismo, si no simplemente ser lo que es y lo que el vaivén del pensamiento, ora estructurado ora amorfo, dicta en esa interminable e inmensa ola de impulsos que obedecen a causas desconocidas. Necedad en cuanto que la escritura difícilmente refleja con fidelidad esta avalancha de imágenes, ideas, sensaciones y emociones. Necedad en cuanto poco hay que se escriba que no se haya escrito ya de una u otra forma. Necedad en cuanto que después de realizado no se encuentra en ello plena satisfacción, ni contento; sólo se encuentra sin sentido e imperfección. En fin necedad vital, necedad de necedades…