Poesía egoísta

Muchos temas hay que en verso y rima se pueden expresar;
que si la patria, que si la jungla o que si la campiña;
el pueblo, el circo, la feria… la guerra, la rapiña,
religión, política, gobierno…
o lo bello de la música o del cuerpo,
pero la poesía es egoísta, habla del ego,
del yo y del mí, yo y mi sentimiento,
de mi corazón y mí pensamiento;
mi fantasía, mi anhelo, mi desgracia…
habla de ti y de mí, del yo y mi ego.

Morpheus Amorfo

Si mañana muero

Si mañana muero, ¿Qué quedará de mí? ¿Un recuerdo, una frase… un verso? Solo cenizas que arrastra el viento dispersándolas a lo largo y ancho de este árido desierto; condenadas al olvido… ni cielo, ni purgatorio, ni infierno, más allá de todo esto… la nada… Eso quedará de mí. Pero si acaso tú te acordaras de mí, por ti moriría hoy, porque ya nada me importaría mañana, la nada ya no será para mí.

Morpheus Amorfo

El Sol siempre vuelve

El Sol siempre vuelve,
no importa que tan profunda y obscura sea la noche,
no importa que tan frío y largo parezca el invierno:
el Sol siempre vuelve,
ilumina, calienta y envuelve;
infunde nueva vida, disipa la tristeza,
reaviva la esperanza, enciende el alma.
Se refleja en tus brillantes ojos y mágica sonrisa.
¡Sol de mis días! ¡Vuelve! Aunque sea en el ocaso de mi vida.

Morpheus Amorfo

No te preocupes

No te preocupes, no te angusties: ya no dueles; escudriño en los profundos rincones de mi mente tu recuerdo y del oculto manantial de mi memoria subconsciente brotan oleadas de sentimientos olvidados que me inspiran, como si se tratase de un vidente poseído por un fantasma del pasado mi mano inconsciente transcribe su dictado; incoherentes trazos, burdas pinceladas, imperfecto cincelado de la obra maestra que ser no pudo pero busca ser futuro…

Morpheus Amorfo

A la orilla del Ganges

Nuestras almas se encontraban apiñadas en la escalinata, al menos un centenar de ellas; viejos amigos y conocidos de otros tiempos y edades. La charla era amena pero cargada de cierta pesadumbre, típica de la incertidumbre de los tiempos difíciles.
La escalinata, de la cual no se percibía el inicio en la parte de arriba, desembocaba en su parte baja hacia la orilla de la cañada. El barranco era interrumpido por tres grandes puentes de piedra por los cuales se podía cruzar al otro lado. En el fondo se distinguían algunas veredas, caminos y estructura de piedra y quizá un incipiente arroyuelo.

Había mucha actividad aquel día, se podía sentir la humedad en el ambiente propia de la época; sin embargo no se podía deducir la hora del día, ya que el sol, que al parecer estaba en su cenit y caía a plomo, no parecía avanzar. Era un día luminoso, aún así la pesadumbre lo eclipsaba.

«¡Se ha arrojado! ¡Se ha arrojado¡» se alcanzó a escuchar entre el murmullo de la multitud. Una pobre chica desesperada se había arrojado de lo alto del puente de piedra hacia el fondo del barranco estrellando su cabeza contra una de las estructuras de piedra y otra, en lo alto del puente que aparentemente le acompañaba parecía querer hacer lo mismo pero titubeaba y al final no lo hizo.

Después de unos momentos todo regresó a la normalidad y aparente calma. El incidente había quedado olvidado y las almas continuaron departiendo preocupadas por los tiempos difíciles y la situación actual, ignorando que ya no tenían de que preocuparse e ignorando que ya no podía volver a morir.

Morpheus Amorfo

Las virtudes del amor

El amor es ambicioso: desea con ansias y vehemencia.
El amor es avaro: desea y acumula más de lo que necesita.
El amor es egoísta: siempre quiere todo para sí y para nadie más.
El amor es necio: no entiende de razones e insiste aunque todo esté perdido.
El amor es autoritario: manda al corazón y éste, obedece.

Morpheus Amorfo