Diluvio

Y no para de llover, cuarenta días y cuarenta noches con los ojos secos y el corazón inundado ¿Qué este diluvio no tendrá fin? Si de Noé tuvieron gracia ¿Qué tú no la tendrás de mí? ¿Cuánto más navegaré en estas aguas tormentosas de la desesperanza? Una respuesta, un signo o una señal y mi corazón reposará cual Arca en las apacibles alturas del Ararat. Y no para de llover…

Morpheus Amorfo

Edad de la poesía

Tres edades tiene la poesía;
Los viejos la escriben,
los jóvenes la viven,
los niños lo son.

Los primeros serenamente
rememoran su juventud con melancolía, la acrisolan y la plasman.

Los segundos impetuosamente actúan al arrebato de sus emociones y la experimentan.

Los últimos, más cerca de la fuente de la armonía de la naturaleza la expresan.

Son los que eran, los que son y los que serán.

Morpheus Amorfo

Extraviada

¡Ya la dábamos por muerta! y es que después de un mes de desaparecida quién pensaría que regresaría, pero lo hizo. ¿En dónde se habrá metido? ¿habrá perdido el camino de regreso a la casa y se la pasaría deambulando extraviada por las colonias aledañas? quizá alguien pensó que era callejera y que no tenía familia y la retuvo en su casa, esto es lo más probable ya que para haber estado tanto tiempo perdida no se veía en tan malas condiciones. Seguramente alguien la adoptó y en la primera oportunidad huyó, al menos eso es lo que yo haría si estuviera en su lugar, claro a menos que se esté mejor con la nueva familia adoptiva que con la anterior, después de todo así son o al menos esa es la mala fama que tienen de ser unos convenencieros, generalmente te buscan cuando tienen hambre o sed o desean salir y eres el único medio para lograrlo, en muy contadas ocasiones parece que se acercan a ti sin una razón en particular más que la de demostrar cariño o más bien que se los demuestres y aún así sólo sea una forma de reafirmar su propiedad sobre nosotros. Así son los gatos… ¿o así somos nosotros?

Más allá en la penumbra

Aquí es donde solíamos pasear, salíamos a caminar al menos dos veces al día, lo recuerdo bien. A veces todavía lo veo deambular por aquí a las horas crepusculares y quiero jugar con él, así como solíamos; arrojar y traer, arrojar y traer, pero parece perdido, sólo camina por la misma vía como buscando algo sin encontrarlo, parece que no me ve pero cuando le ofrezco éste hueso largo para jugar derrama una lágrima y continúa su deambular hasta más allá en la penumbra.

Imperiosa necedad

Siento la imperiosa necedad de escribir, no sé por qué. Quizá sólo así pueda experimentar plenamente esa ilusoria sensación qué es la libertad. Necedad, en tanto lo que escribo no persigue un fin útil en sí mismo, si no simplemente ser lo que es y lo que el vaivén del pensamiento, ora estructurado ora amorfo, dicta en esa interminable e inmensa ola de impulsos que obedecen a causas desconocidas. Necedad en cuanto que la escritura difícilmente refleja con fidelidad esta avalancha de imágenes, ideas, sensaciones y emociones. Necedad en cuanto poco hay que se escriba que no se haya escrito ya de una u otra forma. Necedad en cuanto que después de realizado no se encuentra en ello plena satisfacción, ni contento; sólo se encuentra sin sentido e imperfección. En fin necedad vital, necedad de necedades…

Allá en la Penumbra

No se alcanza a ver nada, no es tan tarde pero ya está muy obscuro, supongo que el restablecimiento de la energía eléctrica del alumbrado aún va a demorar un par de días más, no sé y es que está medio nublado y la Luna está menguante, casi nueva. Todavía hay hielo de la nevada reciente y se ¡siente la humedad hasta en los huesos! Es cierto lo que dicen, hace más frío durante el deshielo que durante la nevada… Hasta él parece nevioso, se detiene, olfatéa, levanta la cabeza y vuelve a olfatear moviendo las orejas como queriendo escuchar y distinguir que hay más allá en la penumbra… lo hace con mayor frecuencia que de costumbre y es que en estas condiciones hasta los sonidos parecen intensificarse… de hecho hay ruidos que no reconozco, ¿será algún animal del monte que no se pasea muy seguido por aquí? al menos cuando hay más luz y gente. No se si sea la caminata o lo inquietante del ambiente… hasta él parece nevioso, se detiene, olfatéa, levanta la cabeza y vuelve a olfatear…

Morpheus Amorfo

El Río del Tiempo

El Tiempo es un río caudaloso, no se detiene, no marcha hacia atrás, no se seca, avanza y acelera vertiginoso y aunque tiene remolinos y breves remanzos, son solo esos instantes en que el Tiempo parece detenerse, expandirse y comprimirse, incluso retroceder; aun así, corre inexorable y fatalmente hacia su destino, el Mar, principio y fin de todos los rios.
Morpheus

Fiel Compañero

¡Es un fastidio!¡Lo sé! Pero no sé qué haría sin mí !Es tan desmemoriado el pobre! Tengo que recordarle todos los días lo que debe hacer, incluso en ocasiones es necesario levantarle la voz, pero si no le recuerdo yo no se quién más lo haría. Además de desmemoriado es inseguro e imprudente, es necesario guiarlo y protegerlo de los extraños; advertirle del peligro y llevarlo por lugares más seguros ¡pero es necio! No muchas veces se deja guiar e insiste en seguir esa misma ruta de siempre ¡En fin! Supongo que así es tener uno, es una responsabilidad. ¡Aveces es un fastidio! ¡Lo sé!
Morpheus