Si te preguntan por mí

Si te preguntan por mí
diles que aparentemente he muerto,
que me he desvanecido,
que he huido,
que acaso esté perdido,
como aquel que padece de olvido.

Diles, que no sabes, si fue accidente o suicidio
o un mero capricho del destino
o simple desvarío de un loco ensoberbecido,
tampoco si será algo temporal o permanente
o si algún día alguien me encuentre
y si es así, si seré el mismo
o un complemento desconocido.

Morpheus Amorpho

Días aciagos

Transcurren los días aciagos y a ciegas,
¿Se puede ser feliz sin saber a dónde se va?
Sin el gozo del paso que te acerca a tu destino
y sin el pesar del tropiezo que te aleja de él.
¡Nada sabe a gloria, nada a desgracia!
Todo a insípida fatalidad y banal tristeza.
Así transcurren los días aciagos… y a ciegas.

Morpheus Amorfo

Los cuervos

Los cuervos saben,
ven al mundo con ojos agudos,
desde lo alto y al ras del suelo.

Codician los objetos humanos,
los hurtan y esconden;
ellos saben lo que valen para nosotros
y lo que no valen para ellos.

Ellos siempre han estado observando,
desde antes que fuéramos lo que somos;
nos estudian, nos analizan, nos conocen,
sus ojos agudos penetran nuestra mente.

Entienden más de nosotros que nosotros mismos,
los cuervos saben lo que saben,
los cuervos saben lo que nosotros no sabemos.

Morpheus Amorfo

Fe ciega

Me gustaría tener la certeza que tú tienes,
que todo tuvo un principio
y que tendrá un fin;
que a las causas siguen sus efectos,
que todo pasa por una razón;
que no hay mal que por bien no venga,
que hay un Dios, un Ser Superior.

Me gustaría tener esa fe ciega, que me de paz
en toda tribulación,
pensar que al final habrá justicia
para cada hombre o cada nación;
pero lo único que tengo
es el torbellino de la duda
su impulso y su desazón.

Morpheus Amorfo

No hay primavera

No hay primavera para las flores marchitas; para las flores mancilladas por el hocico de los cerdos; destrozadas por sus patas; arrancadas de la tierra antes de dar fruto por el inconciente animal, para quien la primavera tampoco llegará aunque se deleite en los sabores y olores de perfumes que ya no poseerá.

Morpheus Amorfo

Corazón dividido

Aurícula izquierda,
Ventrículo derecho,
Aurícula derecha,
Ventrículo izquierdo.

Así es el corazón,
tiene divisiones,
son como cajones,
en cada uno,
distintos amores.

Amores intoxicantes,
que deseamos,
pero no tenemos,
y si logramos,
ya no queremos.

Amores reconfortantes,
que tenemos,
pero no deseamos,
y dejarlos,
ya no podemos.

Amores nuevos
que no conocemos,
y ni siquiera sabemos
que padecemos.

Amores viejos,
que son añejos,
y a veces olvidamos,
que aún tenemos.

Morpheus Amorfo



Existencia

¿Cómo sabemos que algo existe? ¿Existir es lo mismo que ser real? Comúnmente consideramos que algo existe cuando tiene un realidad objetiva; es decir, tiene substancia, es material y lo podemos percibir con nuestros sentidos. En esta categoría caerían los objetos y sujetos que nos rodean, ¿pero qué podemos decir de las ideas o entidades abstractas? ¿Son reales, existen? Desde esta perspectiva nos enfrentamos a dos tipos de existencia o realidades: la objetiva y la subjetiva, sin embargo la línea que las divide, en ocasiones es muy tenue o difusa. En cierta forma la existencia objetiva también es subjetiva, pues habita como percepción en la mente de los individuos que la observan y la existencia subjetiva muchas veces es objetiva por los efectos significativos que tiene en el mundo concreto. En este sentido podemos entonces pensar en niveles de existencia; algo existirá en la medida de los efectos que tenga en la realidad objetiva del mundo. Bajo esta perspectiva podemos revisar el problema de Dios y concluir que si bien no existe de forma objetiva o al menos no hay evidencia de ello, Dios existe en tanto idea, cuanto y más por la influencia que esta idea ha tenido y tiene en las personas de forma individual y sobre todo colectiva; en su comportamiento y decisiones y por consecuencia en el mundo.

Al Mustafkir